La transexualidad en la infancia: qué hacer cuando Mario se convierte en María

Hace unos días, saltaba la noticia. La Organización Mundial de la Salud había retirado a la transexualidad su condición de enfermedad mental. Sin duda, una gran noticia para un colectivo que lleva años luchando por la igualdad y el respeto a su condición.

            Hoy en día, la transexualidad es un fenómeno más conocido que hace unos años. Sin embargo, la transexualidad en la infancia sigue siendo para muchas personas un tema tabú. Es por ello que muchos padres no saben cómo actuar cuando detectan que sus hijos e hijas se enfrentan a este proceso.

¿Qué es la identidad de género?

Fuente de la Imagen: Familias y Sexualidades

            La identidad de género no es más que la identificación que cada persona siente hacia las construcciones sociales (géneros) hombre o mujer. La transexualidad se produce cuando el sexo biológico de la persona no coincide con el género con el cual se identifica.

 

¿Cuándo aparece la identidad de género?

            Según el Grupo de Identidad y Diferenciación Sexual de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (GIDSEEN), es entorno a los 6 o los 7 años cuando los niños y las niñas comienzan a ser conscientes de su identidad de género. Y también de que ésta es algo  estable en el tiempo. Para ello se tienen en cuenta tres componentes:

  • La etiqueta de género: realidad de ser niño o niña
  • Estabilidad del género: sentimiento de que este género no va a cambiar con el tiempo.
  • Consistencia del género: sentimiento de estabilidad independientemente de la apariencia física.

¿Cuándo podemos considerar que un menor es transgénero?

            Como decíamos, la identidad de género se empieza a consolidar en torno a los 7 años. Sin embargo, podemos encontrar conductas que nos indiquen la transexualidad del menor incluso antes, a los 5.

            Algunas conductas que pueden hacer que nos demos cuenta de que un menor es transgénero son:

  • Rechazo evidente hacia sus genitales
  • Rechazo a los roles de género ligados a su sexo biológico. Por ejemplo, una niña transgénero podría rechazar roles asociados a su sexo biológico masculino como la preferencia por actividades peligrosas o agresivas.
  • Cambio de nombre. Es frecuente que estos menores demanden que se les llame por un nuevo nombre, elegido por ellos y que concuerda con su identidad de género. También suelen presentarse con este nuevo nombre.
  • Vestimenta en concordancia al género sentido. Por ejemplo, una niña transgénero puede desear utilizar faldas.
  • Preferencia por amistades del género con el que se identifica.
  • Preferencia por juegos que socialmente son aceptados para el género con el que se identifican. Un ejemplo podría ser una niña transgénero que elija jugar a las muñecas en vez de jugar con coches.
Fuente de la Imagen: Ella Hoy
Las prefencias en el nombre, la vestimenta o el juego pueden indicarnos que un menor es transgénero

            Es necesario recalcar que estas conductas tienen que darse de una forma consistente y estable en el tiempo. Si se trata de conductas puntuales, y no de un patrón estable de comportamiento, no podrían considerarse como transexualidad infantil.

¿Cómo pueden actuar los padres al respecto?

            Ante estas conductas  que nos hagan pensar que algo puede estar ocurriendo, es importante que los padres mantengan la calma. Es conveniente no alarmarse ni etiquetar  antes de conocer todo en detalle. Si los padres actúan con temor o precipitación, los menores pueden asustarse también y pensar que les está ocurriendo algo malo.

            Así pues, lo primero que pueden hacer los padres es hablar de forma pausada y cálida con el niño. Conocer bien qué es lo que le sucede, qué piensa y cómo se siente al respecto. Lo más importante es conseguir que el menor se sienta escuchado, comprendido, amado y respetado.

            Una vez esclarecido lo que ocurre, y creado un clima de confianza y respeto con el menor, algunas pautas positivas de actuación son:

  • Aceptar la nueva identidad de género del niño o de la niña. Transmitiéndole que le queréis por quién es, no por su género, y que siempre lo haréis.
  • Nunca forzar al menor a que se comporte según los estereotipos que corresponden a su género biológico.
  • Buscar recursos de apoyo y asesoramiento.
  • Acudir a un profesional de la psicología que pueda acompañar en el proceso, tanto al menor como a toda la familia.
  • Respetar el nuevo nombre elegido por el menor, y dirigirse a él como tal.
  • Hablar con la familia, el colegio y el entorno social para compartir la situación. Es importante que puedan colaborar en este proceso de aceptación de la nueva identidad de género de vuestro hijo o hija. Todo será más fácil para ellos si este proceso se da en un contexto social de respeto y apoyo incondicional.

Recursos

 

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